index

Colores y temporadas: cómo cambia la paleta del vestuario

17 abril, 2025 Lyla Barr

El color ocupa un lugar central en la construcción de estilos dentro del mundo de la moda. Las tonalidades que predominan en cada temporada no solo responden a decisiones de diseño o a lo que presentan las pasarelas, sino también a factores culturales, climáticos y sociales. A lo largo del año, la selección cromática se ajusta de forma casi natural a los cambios del entorno, influyendo directamente en las elecciones de vestuario.

Durante la primavera, por ejemplo, es frecuente observar una inclinación hacia colores claros, luminosos y más visibles. Esto coincide con el aumento de la luz solar, el clima más templado y una mayor actividad al aire libre. En contraste, cuando llegan los meses de otoño, los tonos tienden a oscurecerse. Aparecen matices como marrones, verdes oscuros, grises o granates, que reflejan los paisajes de la estación y se adaptan mejor al ambiente visual de esa época del año.

Si bien las casas de moda y los diseñadores proponen cada año una serie de colores predominantes, las personas también adaptan estas propuestas según sus preferencias, costumbres o necesidades cotidianas. No todos siguen las mismas pautas, y esa diversidad genera una amplia gama de combinaciones. Así, el color se convierte en una herramienta de elección más que en una regla impuesta.

Una de las formas más comunes de incorporar el color al vestuario es a través de contrastes. Algunas personas eligen mezclar tonos opuestos para generar un impacto visual, mientras que otras prefieren atuendos en una sola gama cromática, creando una sensación de continuidad. Este tipo de decisiones no requiere cambios drásticos en la ropa, sino una atención específica a la paleta utilizada.

La elección del color también influye en la percepción general de una prenda. Una misma prenda puede parecer distinta según el color en el que se presenta. Por ejemplo, un pantalón en tono neutro puede tener un uso distinto al de otro en un color más llamativo, aunque ambos tengan el mismo diseño. Esta característica hace que el color funcione como un recurso eficaz para adaptar la ropa a distintas situaciones o estados de ánimo, sin necesidad de adquirir nuevas piezas constantemente.

Aprovechar la variación de colores entre estaciones permite renovar el aspecto del guardarropa sin hacer cambios estructurales. Con solo ajustar la gama cromática, es posible crear combinaciones que se sientan actuales y adecuadas al momento del año. Este enfoque permite mantener un vestuario funcional, con múltiples posibilidades, sin depender exclusivamente de nuevas tendencias o adquisiciones frecuentes.